jueves, 25 de agosto de 2016

EL PEQUEÑO BURGUES

El Pequeño-Burgués


Es una expresión marxista que proviene del francés petit bourgeois con la que se designaba a la clase de los artesanos y pequeños propietarios de sus medios de producción, cuya proletarización y decadencia al ritmo del avance del capitalismo fue predicha por Carlos Marx (1818-1883).
La pequeña burguesía está situada entre la clase capitalista y el proletariado. Es un grupo impreciso, ya por la variedad de las actividades económicas a las que se dedican sus miembros, ya por la disparidad de su patrimonio. Incluye a personas de diversas actividades laborales, como profesores, artesanos, pequeños comerciantes, intelectuales, artistas y, en general, personas de ingresos medios. Corresponde a lo que en la estratificación social convencional se llama clase media o capas medias.
Está interpuesta entre la alta burguesía y el proletariado. Es un grupo social en ebullición. De él han salido algunos de los grandes revolucionarios pero también muchos grandes devotos del statu quo. Vive en medio de la incertidumbre. De modo general, sus ingresos no corresponden a sus aspiraciones, horizontes de vida y calificación cultural.
Son pequeño-burgueses los campesinos que trabajan tierra propia, los artesanos dueños de sus talleres, los pequeños comerciantes que gestionan negocios propios. La característica común entre ellos es que son propietarios de los reducidos instrumentos de producción y que, a diferencia de los burgueses, no viven de la explotación del trabajo ajeno. Al menos esta no es la fuente principal de sus ingresos. Tienen una posición intermedia entre la gran burguesía y el proletariado. Como propietarios privados guardan ciertas afinidades con ella pero como personas que viven de su trabajo y soportan los rigores de la injusticia social se acercan a los obreros. Esta situación ambivalente hace de la pequeña burguesía un elemento inestable y vacilante en el proceso de la lucha de clases. Lo mismo ocurre con los intelectuales. Ya por su procedencia de las capas acomodadas o de las capas proletarias, ya por sus diferentes niveles de vida, ellos oscilan entre la aproximación a los capitalistas y su acercamiento a los trabajadores, aunque los altos funcionarios públicos o privados y los profesionales con buena clientela suelen alinearse entusiastamente al lado de la alta burguesía.
Todo esto influye para que los miembros de este estrato social no tengan gran conciencia de clase, carezcan de la voluntad para organizarse y rara vez sean activistas políticos.
La pequeña burguesía adopta siempre una actitud indecisa en la pugna de clases. Colocada como está entre la burguesía y el proletariado en la sociedad capitalista, vacila inevitablemente entre la revolución y la contrarrevolución. Aunque tiene generalmente una vocación progresista, por miedo a la pérdida de la pequeña propiedad retrocede ante cualquier medida revolucionaria. Está dispuesta a impulsar reformas pero no al derrocamiento del orden social capitalista. Lenin decía de ella que está “a favor del marxismo, restando su lado revolucionario”, y que por eso se manifiesta, en los momentos decisivos, como “verdugo de la energía revolucionaria de las masas”. No obstante, sostenía Lenin que hay que ganar a la pequeña burguesía para la causa revolucionaria, convenciéndole de que “la modificación radical de su situación es imposible bajo las condiciones del capitalismo monopolista”.
En el mundo actual, en que la lucha por la subsistencia es cada vez más implacable y competitiva, muchos de los pequeño-burgueses de extracción intelectual aspiran a ser y vivir como burgueses. Y algunos lo han logrado, ciertamente, aprovechando la alta movilidad social que existe en las sociedades postindustriales.
En ellas el conocimiento es el factor principal del progreso. Este es el “insumo” fundamental con el que trabajan los ordenadores de la era electrónica. Por tanto, el dominio del saber y de la tecnología por parte de la pequeña burguesía le abre las puertas de su ascenso social. Más aun: son los miembros de ella quienes principalmente trabajan en la creación del valor-conocimiento. Esto significa un cambio social importante, que ciertamente no estuvo previsto por el marxismo. La clase de los terratenientes de las sociedades agrícolas antiguas, medievales y fisiocráticas, que era la clase dominante de su tiempo, fue sustituida a partir de la revolución industrial por la burguesía. Esta ha impuesto su hegemonía por casi dos siglos. Hoy está en marcha la revolución del conocimiento que, como toda revolución, encumbrará a una nueva clase dominante. Esa clase será, sin duda, la que sea capaz de controlar el saber científico y tecnológico de la era electrónica. Creo que estamos en vísperas de un nuevo tipo de sociedad: la sociedad informatizada, que será dominada por la pequeña burguesía bien preparada en el mundo de la cibernética y de sus sofisticados servicios.
En el próximo siglo quedará atrás el dominio de los capitalistas. Ellos seguirán siendo los dueños de los activos industriales pero no del conocimiento tecnológico, que será asumido plenitud por los miembros de la pequeña burguesía. Estos serán, en el sofisticado mundo de los servicios del futuro, los que asuman la supremacía social gracias al dominio del hardware, el software y el humanware.
El manejo de esos servicios requerirá condiciones especiales, talentos individuales, predisposiciones naturales y una larga y prolija preparación hasta llegar a la excelencia. Los que logren cumplir este recorrido para insertarse en el mundo de la electrónica, las comunicaciones, la administración, la investigación, el diseño, la creatividad, serán los que ocupen las posiciones de dominio en la sociedad del conocimiento que se está forjando.


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